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¿Y tú tienes pareja? ¿Cómo te relacionas?

Una pareja es fuente de luz o de sombras, tu pareja puede hacer que aflore tus mayores virtudes, así como tus peores demonios internos y generar conflictos. Aprender a manejar nuestra relación nos permite crecer y desarrollarnos como persona y como pareja, la mala noticia es que, si no aprendemos a relacionarnos de forma funcional, repetiremos los patrones de agresión activa o pasiva aprendidos una y otra vez metiéndonos en el mismo camino doloroso del que es cada vez más difícil salir del distanciamiento, temores y desconfianza.

Tener conflictos o discusiones en la pareja no es el problema, la dificultad radica en la falta de consciencia de cómo nos relacionamos y como queremos resolver nuestras diferencias. Aprender a reconocer mi forma de discutir y la de mi pareja nos puede permitir relacionarnos de manera funcional y resolver los conflictos de manera sana.


En las relaciones de pareja no existe una receta única para sentirse bien con la pareja, pero lo que sí es regla es que uno no se puede sentir bien con otra persona si no se siente bien consigo mismo. En la mayoría de los casos, los cónyuges que no aceptan al otro, es porque en el fondo no se aceptan a sí mismos, hay inmadurez, inseguridad, complejos de inferioridad y por lo tanto temor del desarrollo personal del otro.


Es por esto que es necesario adentrarse en uno mismo y después en la dinámica de la pareja, cómo nos relacionamos y resolvemos nuestras diferencias, desarrollar estrategias y usar herramientas de comunicación asertiva y de resolución creativa de conflictos.


Formar un espacio de confianza y seguridad donde nos podamos expresar libremente sin juicios y reconocer nuestras necesidades, las áreas de oportunidad y los puntos de fortaleza de la pareja, así como asumir la responsabilidad personal, para desarrollar nos como persona y como pareja, reconociendo la riqueza que tenemos para mantener la armonía como pareja.



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