5 pasos para terminar tu día satisfecho
Si al final de tu día puedes irte a dormir con la satisfacción, de haber hecho las cosas lo mejor que puedes, de haber ayudado a alguien, de haberte retado y de sentirte vivo; entonces puedes decir que fue un día “bien vivido”.
Pero si tu sensación es que te quedaste por hacer cosas, que no te esforzaste lo suficiente, que no venciste ese miedo al que tanto te aferras o el no alcanzar lo que querías lograr, seguramente tu sensación es de frustración.
¿Cómo salir de esa sensación de frustración?
Primero darte cuenta que si amaneciste, es un día más de oportunidad para hacer las cosas diferente, mejor y SER diferente.
Segundo simplemente agradecer la oportunidad de estar vivo y de contar con otra oportunidad para hacer.
Tercero planear tu día preguntándote ¿Qué quieres lograr en tu día? ¿Qué significa para ti? ¿Qué es lo que realmente te da?
Cuarto priorizar tus acciones y tareas, darle tiempos realistas de ejecución sin interrupciones.
Quinto festejar tus logros y observarlos por pequeños que estos los veas.
El reto es terminar el día observando ¿Qué de lo que hice, hace que mi día haya valido la pena? ¿Para qué viví hoy? ¿Qué hice diferente? ¿Qué aprendí? ¿A quién ayudé? ¿Qué puedo hacer mejor? ¿Es esto lo que quiero ser?
Y si al final del día te invade la paz, la satisfacción de que hiciste lo mejor que pudiste, alegre por lo que lograste, agradecido por lo que recibiste y diste, aceptar tu alcance, estar ecuánime por lo logrado, aunque haya tanto por hacer y con ganas de querer vivir un día a la vez, te puedes ver satisfecho con toda seguridad.
Vive, Un día a la vez.
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