Las posibilidades

Creer en el destino es cosa fácil, como creer que las cosas van a llegar por que me toca vivirlas y pensar que no hay nada que pueda hacer porque van a pasar y entonces simplemente sentarme pacientemente a esperar a que las cosas sucedan. Todo lo anterior me convierto en un ente que no está vivo.

La vida es para hacer, sentir, aprender y creer. Si me quedo sentada esperando a que la vida comience, nunca va a suceder. Pero si no sucede lo que quiero ¿Qué puedo hacer yo al respecto? ¿Qué no estoy viendo? Es el momento de pensar todas las posibilidades, “yo sí creo en las posibilidades” aunque sueno un poco loco cierto. Si creo en que en cada actividad o tarea hay un sinfín de posibilidades distintas de hacer las cosas de mil formas distintas, soy yo el que las limita.

Abrirme a todas las posibilidades es estar vivo es observar mi entorno, es salir de mi zona de confort, de lo aprendido que puedo incursionar en cosas absolutamente nunca hechas antes y que las cosas que están sucediendo a mi alrededor son posibilidades de vivir; entonces… ¿qué significa esto?

Significa, que puedo hacer que las cosas sucedan, que soy capaz, que el poder estuvo en mí siempre y que simplemente me daba demasiado miedo verlo; que no tengo que sentarme pacientemente a que mi vida comience, sino que en el momento en el que me doy cuenta de esto puedo decir “MI VIDA ACABA DE COMENZAR”.